Diario de Milán PV2008 (III)


Hoy estuvimos viendo dos colecciones llenas de tules y organzas…y es que está clarísimo que se lleva la transparencia, es algo que de momento han dejado patente en sus desfiles Marc Jacobs, Prada, Jil Sander y Dolce&Gabbana, entre otros, y que ya nos propone este invierno Miu Miu.

En Jil Sander predominaban, como colores, el omnipresente rosa mezclado con el naranja, el gris y algo de azul tinta y, como prendas, sus chaquetas de siempre pero en organza de seda, los pantalones pitillos o muy anchos, los tops bañera de punto combinados con toreritas y unas capas de tul que hacían importante cualquier prenda.

Se nota mucho la mano de Raf Simons en estas últimas colección, su influencia belga aporta modernidad al espíritu de la casa, que se mantiene intacto. De hecho toda la prensa especializada lo está aplaudiendo, como lo demuestra que, en primera fila de su desfile, estuviera la mísmisima Ann Wintour.

En cuanto a los zapatos, los de Jil Sander son una obra de arquitectura. Nos impresionaron sus tacones enormes y finos en forma de corales y, sobre todo, sus sandalias planas con el tacón de 3 cms en forma de lágrima hacia dentro, es como si nos pusiéramos las sandalias al revés, apoyando nuestro talón sobre el tacón.

La verdad es que ya nos habían sorprendido los tacones de Marc Jacobs que nacen de la continuación de la parte superior de la suela que apoya en el suelo y no existen en el talón, pero lo de los tacones de las sandalias planas de Jil Sander nos dejó fascinadas y lo mejor es que están super estudiados y resultan comodísimos.

El otro show-room donde estuvimos hoy fue el de Dolce&Gabbana y no podemos menos que alabar su desfile, ha sido sublime, realmente todos se están esforzando muchísimo por acercar la moda al arte pero Dolce&Gabbana sin duda lo ha conseguido.

La mayoría de sus prendas van cubiertas de tul, como ya ocurría con algunos de sus vestidos y abrigos de este invierno, pero además los sicilianos siguen la tendencia romántica y se inspiran en los antiguos tejidos venecianos y en las obras de Julian Schnabel que hay en el hotel Gramercy Park de Nueva York (yo estuve en abril y os recomiendo ir a tomar una copa a su terraza si vais a Nueva York, merece la pena).

Nos encantaron sus vestidos de organza, los pantalones de campana (que ya habíamos visto en Prada), el punto revestido de organza para llevar con cinturones dobles y sus botines peep toe de cordones.

El final del desfile fue glorioso, con vestidos de organza pintada a mano y llenos de capas de tul por debajo. Fueron saliendo aumentando poco a poco su largo.

Estos vestidos son ediciones limitadas y viene cada uno numerado individualmente indicando además cuántos hay en el mundo, al igual que unas camisetas que también hemos comprado, básicas pero pintadas a mano con esta inspiración.

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